lunes, 21 de febrero de 2011

Encierro voluntario

Estos días he empezado un libro nuevo: Angelology, de Danielle Trussoni. Entre los personajes principales hay una monja, Evangeline. Y es todo lo contratio a lo que nos esperamos: es joven, guapa, alegre... Con solo 23 años, ya lleva la mayor parte de su vida en un convento. Y en él, descubre una carta que la hace indagar, hasta descubrir la existencia de los nefilim, seres que descienden de la unión de ángeles y humanos.
Este personaje me dió que pensar. ¿Cómo puede alguien hoy en día elegir ser monja? Celibato, pobreza, castidad, clausura, son términos que van asociados a esa vida. No me imago viviendo encerrada por decisión propia.Encerradas en un convento, dedicándose en cuerpo y alma a un dios que dudo mucho que exista, y sabiendo que nunca tendrán un hijo, que jamás crearán su propia familia. Pero no sólo eso, sino que han renegado a placeres comunes como tomar un café con un amiga, ir a la playa, ir al cine... Cosas de lo más normal en nuesras vidas, y que en cambio para ellas están prohibidas. Aquellas que no son monjas de clausura, tienen más libertades, pero siguen siendo pocas para mi. Yo sería incapaz de llevar esa vida. Y eso sin tener en cuenta mi carencia absoluta de fe. ¿Realmente alguien puede tener una fe tan grande como para entregar su vida a su dios? Se me hace tan inimaginable...

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