jueves, 17 de febrero de 2011

Agotamiento mental.

Sí. Agotamiento mental. Eso es lo que siento. Necesito días de más horas. Horas con más minutos. Me da igual. Quiero hacer tantas cosas a lo largo del día, e intento hacer tantas, que termino agotada. Estudio. Como. Estudio. Leo. Estudio. Miro algo. Estudio. Intento dormir. Pero no descanso. Sueño que estudio. Y me levanto más cansada de lo que estaba.
Llevo todo el día con la cabeza como nublada. ¿Habrá impregnado el mal tiempo del exterior mi cerebro? ¿O acaso este está sobrecargado? Intento estudiar, pero no me concentro. Me empieza a doler la cabeza. Intento relajarme mirando una película, pero me entra el sueño. Intento dormir, pero la conciencia me manda a estudiar y no duermo. Y vuelvo a intentar estudiar.
¡Quiero que sea ya el examen! Quiero salir de este bucle. Quiero recuperar mi vida, tener tiempo para leer un libro, mirar una película, quedar con mis amigos... Hacer todo eso sin estar pensando que debería estar estudiando y no disfrutarlo. Quiero dormir una noche del tirón sin soñar con plazos, órganos de gobierno y quien agota o no la vía administrativa.
¡Quiero recuperar mi vida! Y por supuesto, aprobar.

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